



El transporte de peces de agua salada es un proceso que puede generarles mucho estrés, especialmente si no se realiza correctamente. Asegurar que el agua utilizada durante el viaje sea adecuada es crucial para su supervivencia y bienestar. No se trata simplemente de agua salada, sino de una combinación precisa de salinidad, parámetros químicos y condiciones que imiten lo más fielmente posible su hábitat natural.
El éxito del transporte depende de minimizar los cambios en el entorno del pez. Una preparación meticulosa, incluyendo la elección del agua correcta, puede marcar la diferencia entre un viaje seguro y la pérdida de un valioso miembro de su acuario. Este artículo explorará los detalles esenciales para seleccionar y preparar el agua ideal para transportar sus peces marinos.
La salinidad es quizás el factor más crítico en el transporte de peces marinos. Una variación drástica en la densidad del agua puede causar un shock osmótico, dañando sus branquias y órganos internos. Es fundamental utilizar una salinidad similar a la del acuario de origen y al del acuario de destino.
Lo ideal es medir la salinidad del acuario de origen con un refractómetro calibrado antes de realizar el transporte. Asegúrese de que el agua de transporte tenga una salinidad idéntica o, en su defecto, una variación no superior al 1 ppt (partes por mil). Este número, reflejado en la densidad del agua, es vital para el equilibrio interno del pez.
Si necesita mezclar agua salada para el transporte, utilice sal marina de alta calidad, disuelta en agua RO/DI (Reverse Osmosis/Deionized) para evitar la introducción de contaminantes. Mezcle el agua con anticipación, permitiendo que se estabilice durante al menos 24 horas, con circulación y calentamiento a la temperatura adecuada.
Además de la salinidad, otros parámetros químicos deben ser considerados para evitar complicaciones durante el transporte. El pH, la alcalinidad y los niveles de amoníaco, nitrito y nitrato deben estar dentro de los rangos aceptables para los peces que se van a transferir.
Un pH estable es crucial. El rango ideal generalmente se encuentra entre 8.1 y 8.4, aunque puede variar ligeramente según la especie. La alcalinidad actúa como un buffer, ayudando a mantener el pH estable. Utilice kits de prueba adecuados para medir estos parámetros y realizar ajustes si es necesario.
La acumulación de amoníaco y nitrito es altamente tóxica para los peces. Aunque el tiempo de transporte suele ser corto, la falta de filtración puede causar un aumento rápido de estos compuestos. El uso de productos para la desintoxicación de amoníaco y nitrito puede ser beneficioso, especialmente en viajes largos.
El agua RO/DI (Reverse Osmosis/Deionized) es la opción más segura para preparar agua para el transporte, aunque requiere la mezcla con sal marina sintética. Elimina contaminantes como metales pesados, fosfatos y otros químicos dañinos que pueden estar presentes en el agua del grifo (incluso tratada).
Aunque el agua de mar natural puede parecer una alternativa viable, conlleva riesgos significativos, como la presencia de patógenos o contaminantes desconocidos. Además, la salinidad y los parámetros químicos del agua de mar natural pueden variar considerablemente dependiendo de la ubicación y las condiciones ambientales.
En la práctica, la mayoría de los acuaristas prefieren utilizar agua RO/DI mezclada con sal de alta calidad, ya que permite un control preciso sobre la composición química del agua y minimiza el riesgo de introducir sustancias perjudiciales para los peces.


La oxigenación adecuada es fundamental durante el transporte. Los peces necesitan oxígeno disuelto en el agua para respirar, y la falta de oxigenación puede provocar asfixia. Utilice bombas de aire y piedras difusoras para mantener el agua bien oxigenada.
La temperatura del agua también es un factor crítico. Las fluctuaciones bruscas de temperatura pueden estresar a los peces y debilitar su sistema inmunológico. Mantenga el agua a una temperatura similar a la del acuario de origen, utilizando calentadores o bolsas de hielo según sea necesario.
Asegúrese de que las bolsas o contenedores de transporte estén bien sellados para evitar fugas y mantener la temperatura y la oxigenación constantes. Evite la exposición directa a la luz solar durante el transporte.
Acondicionar el agua antes de introducir a los peces es una práctica esencial. Esto implica ajustar los parámetros químicos (salinidad, pH, alcalinidad) y eliminar cualquier sustancia tóxica que pueda estar presente.
Si está utilizando sal marina sintética, asegúrese de que esté completamente disuelta y bien mezclada antes de utilizarla. Utilice un refractómetro para verificar la salinidad y realice pruebas para medir el pH y la alcalinidad. Añadir un acondicionador de agua puede ayudar a eliminar el cloro y las cloraminas, así como a desintoxicar metales pesados.
Es importante recordar que el acondicionamiento del agua no solo es necesario durante el transporte, sino también al introducir a los peces en su nuevo acuario.
Seleccionar el agua adecuada para transportar peces de agua salada requiere atención al detalle y una comprensión de sus necesidades específicas. Priorizar la estabilidad de los parámetros químicos, especialmente la salinidad, y garantizar una oxigenación adecuada son fundamentales para minimizar el estrés y maximizar las posibilidades de éxito.
Recordar que la preparación previa, incluyendo la medición y ajuste de los parámetros, y el uso de agua RO/DI mezclada con sal de calidad, son las mejores prácticas. Un transporte bien planeado y ejecutado contribuirá significativamente a la salud y el bienestar de sus preciosos peces marinos.
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